En 2014 el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori) y la Escuela de Química de la Universidad Nacional (UNA) realizó un estudio donde se detectó la presencia de diversos compuestos químicos con potencial toxicológico en muestras de cenizas disueltas en agua y recolectadas en el volcán Turrialba, Costa Rica.
Las conclusiones de este estudio plantean que la acumulación de cenizas volcánicas y agentes tóxicos presentes en ellas, como el fluoruro y el bromuro, podrían afectar a la calidad del agua.
Por lo tanto, según este estudio, la exposición crónica y por largos periodos a esos compuestos químicos puede provocar patologías en la estructura ósea y dental, tanto de animales como personas. En otros casos puede suponer también el crecimiento anormal de minerales en las piezas dentales, deformaciones, abultamientos en los huesos o dientes, descamaciones y cambios de color en los dientes.
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